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BONOS DE DEUDA: ¿UNA BOMBA A PUNTO DE ESTALLAR?

ColumnasBONOS DE DEUDA: ¿UNA BOMBA A PUNTO DE ESTALLAR?

Erick Guerrero Rosas

El 10 de junio, Bill Gross, uno de los gestores de fondos más importantes y poderosos del mundo, soltó una declaración que corrió como “reguero de pólvora” por los mercados financieros. Refiriéndose a los bonos de deuda de los gobiernos, dijo que:

“Las rentabilidades a nivel global están en su nivel más bajo de los últimos 500 años de historia…hay 10 billones de dólares en bonos con tasas negativas. Es una supernova a punto de explotar…se trata de algo insostenible…están inflando burbujas…el riesgo es alto”.

Esa declaración fue de alto impacto, porque llegó en un momento donde lo que prevalece es el temor, la incertidumbre entre las élites. Y mire que no es para menos…le voy a explicar por qué.

Tras la quiebra de Lehmann Brothers el 15 de septiembre de 2008, especialistas de reconocido prestigio internacional, pronosticaron que la economía de EU estaba a punto de colapsarse. Que podría caer en una depresión similar o incluso más grave que la de 1929.

Fue en ése momento cuando la Reserva Federal de los EU, el Banco Central más poderoso del planeta, con tal de evitar lo que amenazaba con convertirse en la crisis más grave en la historia del sistema capitalista, tomó una decisión temeraria: decidió abrir la llave del dinero. Puso a funcionar sus imprentas para fabricar billetes y sus computadoras para hacer transferencias electrónicas millonarias a la banca con el fin de estimular el crédito.

Se calcula que entre octubre del 2008 y octubre del 2014, durante seis largos años, la Reserva Federal inyectó un promedio de entre 80 mil y 85 mil millones de dólares mensuales de dinero nuevo a la economía mundial. Una cantidad insólita, sin precedentes. Después de la Reserva, se unieron el Banco Central de Inglaterra, el de Japón y el de la Unión Europea para fabricar libras, yenes, euros, con el mismo objetivo: evitar el colapso.

Al mismo tiempo, la Reserva Federal de los EU, tomó otra decisión temeraria: bajar la llamada “Tasa de Fondos Federales” (es decir, la tasa de interés que cobra por prestar ese dinero), a prácticamente 0%. Le siguieron también el Banco Central de Inglaterra (que fijó su tasa en menos de 1%, la más baja en 300 años), el de Japón (menos de 1% también), y el de la Unión Europea (que decidió bajarla a 0% el 10 de marzo de este año).

¡Los cuatro bancos centrales más poderosos del planeta fabricando cantidades insólitas de billetes y prácticamente no cobrando nada por prestarlo! Dinero regalado, pues…

¿El resultado? Una gran cantidad de capital disponible en los mercados para ser invertido en bonos de deuda. En papeles de gobierno que, debido a la sobre oferta, a la abundancia de liquidez, han llegado a un punto increíble, nunca antes visto en la historia financiera de la humanidad: ofrecer rentabilidades negativas como dice Gross.

Vea los datos: si usted invierte comprando bonos de deuda del gobierno alemán, en términos reales (descontando el efecto de la inflación), le ofrecerán un rendimiento negativo de -0.08%. Es decir, no le van a pagar a usted ni un centavo por sus ahorros: al contrario, le van a cobrar por el “privilegio” de tener su dinero seguro, invertido ahí.

Y es aquí donde aparece el peligro más grande: que en algún momento los grandes bancos centrales se vean obligados a subir su tasa de interés, algo que tarde o temprano ocurrirá…eso es de cajón.

¿Por qué un alza de las tasas de interés de los bancos centrales provocaría grandes pérdidas a los inversionistas de todo el mundo? ¿Por qué es una “supernova” a punto de explotar, como dice Gross? Imagínelo: usted invirtió 1 millón de yenes de sus ahorros para comprar bonos de deuda del gobierno japonés a un plazo de diez años. Esos papeles le dan una tasa de interés nominal (sin descontar el efecto de la inflación) de -0.16% ¿Qué pasaría si en un plazo de 2 años esa tasa sube a un 2%?

En automático ya está perdiendo: se amarró a una tasa negativa a 10 años. Si se espera al vencimiento del papel para recuperar su dinero, la inflación se comerá poco a poco el valor de sus ahorros. Y si decide no esperar, salir a vender esos papeles al mercado secundario o de reventa, ¿quién se los va a comprar? ¿Quién va a querer un miserable papel que ofrece rendimiento negativo si puede comprar bonos que ahora dan el 2%? Aparecerá un valiente que los compre, sólo si usted ofrece un descuento atractivo. Si se sacrifica y abarata sus papeles. Y entonces, la pérdida también es grande. En vez de 1 millón de yenes, a lo mejor usted nada más recupera 900 mil…o menos.

Ya lo había advertido el Banco de Pagos Internacionales en su Informe Anual de 2013: “Cuando las tasas de interés…comiencen a subir, los inversionistas  incurrirán en enormes pérdidas…un aumento de 3 puntos porcentuales a lo largo de toda la estructura de vencimientos…(en todos los plazos)…haría perder a los tenedores de bonos del Tesoro  de EU más de 1 billón de dólares, el equivalente a casi el 8% del PIB estadounidense…las pérdidas para los tenedores de deuda de Francia, Italia, Japón y el Reino Unido oscilarían entre el 15% y el 35% del PIB de esos países”.

 

Un impacto bastante severo para los grandes inversionistas a nivel mundial. Ese es el peligro…

Si a usted le interesa saber qué podría pasar más adelante, conocer más detalles y las posibles repercusiones, esa información la puede encontrar en mi más reciente libro: “Turbulencia: la crisis financiera internacional y su impacto para México”, que está disponible sólo a través de mi página en internet: www.ericktvazteca.com

 

 

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