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¿Y QUÉ TAL SI TRUMP NO NOS DIJO LA VERDAD?

Columnas¿Y QUÉ TAL SI TRUMP NO NOS DIJO LA VERDAD?

Por Armando Guzmán

Déjeme empezar en tono positivo, porque los tonos negativos ya no consiguen avanzar nada. Qué tal pregunto yo, si Donald Trump es lo que el país y su ciudad capital necesitan para tener el “hard reset”, “Una sacudida” que cambie como se hacen las cosas.

Qué tal si esa sacudida es la que Estados Unidos y Washington, su capital federal viene necesitando hace mucho tiempo.

Trump llegó a la presidencia sin la ayuda de los obstruccionistas líderes republicanos del Congreso y sin la adoración de la extrema derecha.  Llegó como republicano, porque ese era el único partido que más se acomodaba a lo que a él le interesaba, y ahora los republicanos convenencieros ya dicen estar unidos a su alrededor.

Lo primero que hay que recomendar es que nadie debe engañarse con este presidente electo.  Donald Trump, no es ningún ideólogo, ni conservador de la derecha, es más bien un empresario práctico.  Un hombre que desde la infancia conoció el privilegio y el dinero, pero no la ideología conservadora, con lo que Donald Trump creció fue con el sentido común de los constructores de viviendas y de los hombres de negocios.

Su propósito ha sido ganar dinero no dominar con ideología.

Su padre Fred Trump no solo se lo enseñó, se lo inculcó.

Trump en su padre y su familia nunca encontró definiciones ideologías o políticas, porque eso estaba muy lejos del pragmatismo de hacer dinero.

La infancia de Donald Trump ocurrió entre sitios de construcción y entre días enteros acompañando a su padre a cobrar las rentas de las viviendas que construían.

Si usted se cayó de la silla el miércoles por la madrugada, cuando se hizo muy claro que Trump ganaba y Hillary perdía, consuélese de no haber sido el único. Si sus amigos son como los míos, usted se pasó el miércoles siguiente a la elección tratando de calmar a la gente que estaba horrorizada de ver que las predicciones de que la posibilidad de tener a este fantoche como Presidente eran reales.

Hoy después de tantos días, mucha gente en Estados Unidos en México y en el resto del mundo sigue en shock, en disgusto y en horror.

Mis amigos judíos, latinos, anglos, me llaman y me dicen que si es verdad que pronto habrá nativismo y autoritarismo en Estados Unidos, y se horrorizan porque esa son las antesalas naturales del fascismo y todos mencionan a Steve Bannon, el creador de “Breibart News”, que ahora será asesor especial del Presidente Trump, el tendrá la misma capacidad ejecutiva de Reince Priebus que será su “Chief of staff”.  Este puesto en la Casa Blanca es muy importante porque es el que controla el acceso al presidente, el flujo de documentos que entran y salen de la oficina oval, y controla también las relaciones con el congreso y al grupo de asesores del Presidente.

Preibus se lo ganó, siendo jefe del Partido Republicano y es quien diseño la estrategia para que Trump ganara con votos electorales más que con votos populares.

Reince Priebus es también el que volvió a llenar a las 2 cámaras del congreso de los mismos republicanos que se pasaron sus campañas escondidos para que no los relacionaran con Trump.

Déjeme decirle que la preocupación no es tanto con Priebus, sino con Steve Bannon, la razón: se le relaciona con lo que en Estados Unidos se llama hoy “The Alt Right”.

“La Derecha Alternativa”; es un movimiento más que una ideología que está asociada con ciertas lindezas como: La supremacía blanca, el islam fobia, al antifeminismo, la homofobia, el etno-nacionalismo, y al populismo de extrema derecha que resulta en el nativismo. En otras palabras, el comportamiento de una sociedad blanca y racista.

Una querida amiga y socia mía, me escribió un correo electrónico bastante largo en el que dice estar horrorizada de que la misoginia haya sido ignorada como defecto y haya sido tomada como virtud.  “Este hombre es horrible” me dice, “cree que las mujeres somos objetos para su uso.”

Otros amigos hombres me preguntan que si esto quiere decir que la supremacía blanca será ahora el pan nuestro de cada día.

Cada uno de ellos tiene razón en temer un cambio hacia lo peor.

No lo tengo que esconder; sí, la estupidez racista que siempre nos ha acompañado en muchas de las acciones de la gente en EEUU, podría aflorar con más libertad hoy porque parece permisible.

La misoginia también.

Pero seamos realistas ninguno de estos fenómenos es nuevo.

Ninguno de ellos ha desaparecido completamente de este país.

Es cierto que, en el 2016 a diferencia de 1955, hay muchos estadounidenses civilizados que consideran a las mujeres iguales a los hombres y muchos también para quien los colores de la piel dejaron de ser una guía de conducta personal, hace muchos años.

Pero ni la misoginia ni el racismo han desaparecido, o siquiera ha estado ausente de la vida americana.

Entre más bajo el estrato social, y menor la educación formal, más enraizados están las dos, y esa es la base que llevó a Trump a donde está.

Mis amigos mexicanos se preguntan si alguien podrá detener a Trump, a su muro y sus amenazas de cierre de fronteras.

Y lo preguntan porque en sus 2 únicas y primeras entrevistas el presidente electo por un lado le ha dicho a “The Wall Street Journal” y después al programa de televisión 60 minutos que el muro con México se construirá en donde sea posible construirlo y en donde la geografía lo impida construirá una valla electrónica que detecte todos los movimientos de la frontera.

En cuanto a inmigración Trump también se moderó diciendo que no buscará (por ahora) la deportación masiva de 11 millones de indocumentados, sino solo la deportación de entre 2 y 3 millones de delincuentes, traficantes de drogas, pandilleros, mareros, y criminales que no tienen por qué vivir en Estados Unidos.

De lo que México debe tener cuidado ahora, es que estos criminales no sean solo puestos del otro lado de la barda de la frontera y se les deje sueltos en territorio mexicano.

Vea usted lo que le pasó a Centroamérica y sobre todo a la república de El Salvador, Estados Unidos le deportó a las Maras y hoy son la peor calamidad de ese pobre país.  A México no le puede pasar lo mismo con toda la basura a ser deportada.

Hoy en el “Post Mortem” de la elección hay mucha gente que sabe de lo que habla que hoy dice que siendo justos hay que reconocer que el fenómeno Trump, fue avivado por la falta de conexión de Hillary con la gente.

Lo que motivó a 59 millones y pico de votantes a poner a Trump en la presidencia, no fue el fascismo ni el racismo, fue simplemente el cansancio de tener de regreso a los Clinton reciclados, pero, aun así, envueltos en las mismas acusaciones de favoritismos, desprecio por la ley y por el sistema, y ahora con el agravante del enriquecimiento súbito e inexplicado.

Y después estuvo la promesa de un tercer término de Obama.

El profesor Allan Litchman de la Universidad Americana en Washington DC tiene un sistema basado en un libro escrito por él, llamado “Prediciendo quien será el próximo Presidente; las llaves de la Casa Blanca”.  Con este sistema mi muy apreciado profesor Litchman ha predicho con exactitud el resultado de las elecciones presidenciales desde 1984.

¿Cómo lo hace?, respondiendo a 13 preguntas que examinan el termino presidencial que está concluyendo en el año de la elección.

Allan afirma que a pesar de ser importante lo que dicen y piensan y representan los candidatos, la gente vota de acuerdo con lo que piensa y siente que ha sido el término presidencial que está concluyendo.

“Elections are primarily judgments on the performance of the party holding the White House’.

Las elecciones presidenciales son simplemente el juicio colectivo que el país hace acerca del trabajo del partido que está en poder de la Casa Blanca en el año de la elección.

Así de simple.

Pero como explicar alegaría usted que eso se aplica cuando Obama está terminando con el 54% de la aprobación a su trabajo.

¡Ah!  Es que hay dos cosas a considerar, Obama ya no es candidato, y Hillary no tiene ni tuvo, como Obama en el 2008, una propuesta concreta rápidamente identificable.

Además la señora, a diferencia de Obama, carisma, tiene muy poco.

Donald Trump tiene una virtud distinta a los ojos de los ciudadanos comunes; la misma virtud a la que cantaba “el violinista en el tejado” – La gente escucha lo que los ricos dicen; porque creen que los ricos tienen respuestas a todo.

Por eso como el profesor Litchman dice- No es extraño ver como una democracia de primer mundo se dejó engañar por algo tan tonto como la admiración a la riqueza personal.

Me pregunto qué tan conscientes están los trabajadores manuales de que esta riqueza de Trump fue forjada en la espalda de otros como ellos, simples mortales menos afortunados.

Me admira también la capacidad de ignorar como Donald Trump es el primer candidato en la historia, que fabrica fantasías mientras habla. Es el primero en decir algo absurdo en un momento para en 4 frases después contradecirse complemente.

Para mí, es difícil saber cuándo Trump dice la verdad.  ¿Para usted también?

Nunca habíamos tenido a un candidato así.

Uno que no una, sino dos veces, incitó a la violencia contra sus opositores.

Nunca tuvimos a nadie invitando a los rusos a meterse en la elección americana.

Nunca tuvimos a nadie que amenazara con empezar una Guerra en el golfo pérsico si los iraníes siguen provocándonos.

Nunca tuvimos a un candidato admirando en público a un sátrapa asesino y hostil como Putin.

En 150 años ningún candidato presidencial se ha parecido siquiera a Donald Trump.

Por eso ahora que parece cambiar en sus promesas, habría que ver cuánto del Donald Trump duro que conocimos en la campaña, se convierte en más un conciliador que un autoritario.

Para quienes creen que el siglo 21 debe ser de libre comercio, inmigración regulada, política exterior activa y de integración racial y asimilación, esta presidencia podría más que ser un desastre, ser continuamente una enorme interrogante.

Por eso lo único bueno que puedo decir de Donald Trump hoy es que su pragmatismo lo puede hacer no solo único, sino histórico.

Para finalizar solo quiero sugerirle que recuerde que Trump conoce bien al sistema político americano y el mismo lo ha manipulado muchas veces. El conoce como manejar y comprar a los políticos, porque el mismo los ha comprado.

Recuerde usted como su vanidad y su egocentrismo lo obligan a forzarse a el mismo a no equivocarse.

Recuerde usted que él quiere ser una figura de transformación y como el intenta regresarle a la presidencia, la fuerza que poco a poco la presidencia americana ha ido perdiendo.

Si Donald Trump de verdad quiere ser una figura histórica podría todavía cambiar muchas de las cosas que le oímos decir en la campaña.

Desde Ronald Reagan, Estados Unidos no ha tenido a un presidente fuerte, desde entonces ningún se ha atrevido a cambiar las cosas de raíz.  Trump dice que quiere hacerlo.

 Lo único que me preocupa mucho aun es su posición ante México. 

Pero aquí hay mucha gente que cree que hay todavía un amplio campo para aplicar una estrategia ganadora para los mexicanos.  Después de su visita a los Pinos, el Presidente electo regresó hablando maravillas del Presidente Peña.  Incluso diciendo que le gustaría trabajar con él y con México.

Por eso estoy convencido de que la ofensiva mexicana en respuesta en este momento tiene que ser para demostrarle que en lugar de un adversario en México le conviene encontrar a un socio.

Pero cuidado, pregúntele usted a todos los que han hecho negocios con él… y la receta de hacer negocios con Trump, parece ser la misma siempre: Nunca bajar la guardia.

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