La institución acoge a 56 personas de entre 65 y más de 100 años, y desde hace casi un año desarrolla un programa para que sus pensionarios lleven una vida plena. En este lugar pulcro, a cada residente se le proponen discusiones abiertas sobre la intimidad y el deseo desde su llegada a la institución.

La responsable, que lanzó esta iniciativa hace un año, quería que sus colaboradores pudieran abordar el tema sin molestia ni tabúes.
El objetivo es «permitir al individuo seguir siendo el mismo pese a su llegada a la residencia de ancianos», agrega. Para los residentes, el asunto es más fácil de abordar directamente con el personal sanitario, que está atento a sus necesidades básicas.

Y para acabar con los complejos de los mayores, el establecimiento ha creado una «canasta de placer» que ofrece cremas y juguetes sexuales adaptados que los residentes pueden obtener. En la canasta, «se encuentra el aviso ‘Gracias por no molestar’, diferentes cremas y lubricantes, consoladores, bombas de pene, anillos para pene y otras cosas de este tipo».
Fuente: Agencia de Noticias