El PAN es, o tal vez tengamos que empezar a decir, que era el partido de oposición más sólido de México.
El triste espectáculo que dieron 16 de sus senadores firmando una adhesión con la ultra derecha española que, como el Quijote, lucha contra molinos de viento, sacaron a relucir que con todo y la solidez que demuestra como partido, enfrenta como toda la oposición una crisis existencial.
Los panistas, al menos su clase dirigente, ya no saben qué son y mucho menos saben cómo recuperar los espacios de poder y representación política que han ido perdiendo desde 2012.
México está polarizado y no le conviene una mayor polarización.
Hay una radicalización de la izquierda, pero es un error pretender que se puede combatir con una derecha radical, como la que representa Vox con su xenofobia, si los opositores de la 4T creen que el movimiento del presidente López Obrador es de extrema izquierda y que va encaminado al comunismo, como dicen, la receta para combatirlo no está en el otro extremo del espectro político, no está en la extrema derecha, una corriente ligada a las peores tragedias de la humanidad.
El grupo de senadores panistas que buscó esa receta sólo demostró el extravío blanquiazul.
Enfrentándose a molinos de viento o al fantasma del comunismo no es como van a recuperar los espacios perdidos.
La clase media no quiere más polarización. lo que necesita son soluciones concretas a la realidad diaria, a la inseguridad, a la falta de infraestructura y servicios.
La clase media quiere que la representen correctamente y tener soluciones frente a los nuevos desafíos.
Por eso el panismo en lugar de vincularse con extremistas de derecha debe mejor discutir su programa, definir cuáles serán sus prioridades, cuál será su estrategia política en la segunda parte del gobierno de López Obrador.
Como partido, el PAN debe definir un programa y construir un liderazgo del cual carece desde hace un buen tiempo.
El PAN de hoy navega sin rumbo, no tiene un programa ideológico, no entiende al lopezobradorismo, cómo enfrentarlo y ante ello optan por las ocurrencias, como vincularse a Vox.
Este episodio debe ser un aprendizaje para los panistas y un acicate para meter el acelerador para llenar ese vacío que los lleva a cometer tonterías o de lo contrario caerán en la irrelevancia política, en la que ya están otros.
Por lo pronto, a pagar las consecuencias del error llamado Vox.