Por: Erick Guerrero Rosas
“No hagas cosas buenas que parezcan malas”, advierte un conocido refrán. Habría que recordárselo al Presidente Enrique Peña y a funcionarios de su gabinete económico para que lo tengan muy presente, si es que no quieren recibir un duro golpe (otro más), a su ya de por sí mermada o escasa popularidad.
Viene a colación por la decisión de liberar el precio de las gasolinas a partir del próximo día primero de enero. Aquí el problema no es la medida en sí misma (que es necesaria y a la larga traerá sin duda beneficios palpables para el bolsillo de los consumidores), sino el momento en el que se pretende aplicar.
Si la Comisión Reguladora de Energía (la encargada de liberar los precios en la práctica), no actúa con extrema cautela y precaución; si no pospone o concentra la mayor parte de la apertura para el tercer o cuarto trimestre del próximo año, podría “destapar la caja de Pandora y desatar la furia de los dioses” como dirían los clásicos, hablando en sentido figurado.
Abrir el mercado demasiado rápido, concentrar una parte importante de la apertura en los primeros seis meses del 2017, traería un impacto negativo bastante fuerte, que podría hacer enfurecer al público consumidor, multiplicar las críticas hacia las autoridades tanto en los medios de comunicación como en redes sociales, y alimentar los ataques de políticos vivales que son expertos en aventar dardos al estómago de los votantes para explotar sus necesidades, dardos al hígado para explotar sus resentimientos y dardos al corazón para explotar sus sentimientos, con el fin de llevar agua a su molino.
En pocas palabras, darían pie para nuevos y feroces ataques en contra de las Reformas Estructurales que desde hace ya tiempo y precisamente por errores de estrategia en su implementación, dejaron de ser “la joya de La Corona”.
Si cree que exagero, nada más tome en cuenta esto, amable lector: actualmente importamos el 65% de los combustibles que consumimos cada año en el país. Nuestra dependencia del extranjero es demasiado elevada.
¿A qué costo los distribuidores van a comprar combustibles en otros países para venderlos en México con un tipo de cambio que seguirá rondando los $20.00 por dólar? ¿Si la turbulencia financiera va para largo y la cotización peso-dólar sigue por las nubes?
La consecuencia de la apertura, de la liberación de precios en esas condiciones a corto plazo, no puede ser otra más que combustibles demasiado caros que darán un duro golpe a su billetera, y que le será recordado cada vez que entre a una estación de servicio a llenar el tanque de su vehículo.
Por eso nuestra preocupación. Ya sí en la segunda mitad del 2107 con la disminución de la turbulencia financiera el tipo de cambio se desinfla, se recupera para ubicarse en niveles más razonables y la apertura atrae mayor inversión, mayor cantidad u oferta de combustibles al país (que es el efecto lógico, esperado de la Reforma Energética a largo plazo), entonces podríamos tener la seguridad de que incluso habrá precios más bajos de las gasolinas que los actuales en varias zonas del país para más adelante.
Pero con un dólar tan caro, definitivamente no. El efecto de la apertura en los precios podría ser contraproducente.
La gran pregunta es: ¿y en verdad podrá la Comisión Reguladora de Energía aplazar lo más que pueda la liberación de precios? ¿Tendrá margen de maniobra para aguantar, para esperar a que la cotización peso-dólar se estabilice?
Yo lo dudo. Y lo dudo porque PEMEX está en quiebra técnica. Porque sus volúmenes de inversión van a la baja. Porque la producción de combustibles también sigue cayendo. Porque fue precisamente el peligro de no poder abastecer el mercado, el riesgo de padecer escasez, lo que obligó a Gobierno Federal a adelantar la apertura. A apresurar una liberación de precios que originalmente se tenía programada para 2018.
Por eso le digo que ahí viene el “gasolinazo”…ahí viene otro golpe que aumentará, por desgracia, el desprestigio de las Reformas.