Después de las elecciones de nuestro vecino del Norte, Estados Unidos, ha aumentado la tensión en el mercado nacional, así como en los mercados internacionales. Entre los efectos inmediatos para México, se observa la reducción de los pronósticos de crecimiento para 2017, así como de algunos indicadores que irán a la baja; entre los que se encuentra, la Inversión Extranjera Directa (IED), tomando en cuenta que el 35.7%, de ésta, proviene de Estados Unidos.
En ese sentido, es importante destacar que si bien los mayores flujos de inversión hacia México provienen de Estados Unidos, y se dirigen al sector de las manufacturas (61.2%), también es verdad que, por ejemplo, Israel, tercer inversionista en importancia en nuestro país, con el 10.2%, ha aumentado el flujo de sus capitales.
Sectores como el farmacéutico, infraestructura, turismo y comunicaciones han recibido más capital israelí durante 2016 y eso nos ha colocado como su principal socio en América Latina. Al mismo tiempo, México aumenta cada vez más sus exportaciones de insumos médicos, maquinaria agrícola y vehículos mediante el tratado de libre comercio que se tiene con este país desde el año 2000.
Recapitulando, no se trata de ver cuánto podemos perder a causa de las decisiones que se tomen en Estados Unidos, sino de ver qué podemos ganar haciendo uso de los acuerdos comerciales que México tiene firmados y que hasta ahora utiliza marginalmente. Debemos hacer un diagnóstico serio y realista sobre las necesidades de la industria nacional para aumentar nuestra competitividad, no para reaccionar a las decisiones del próximo presidente estadounidense, sino para fortalecernos al interior y tener una planta productiva más fuerte y más competitiva.
Por otra parte, el INEGI presentó los resultados del Producto Interno Bruto (PIB), los cuales indican un aumento real de 1% durante el trimestre julio-septiembre de 2016 respecto al inmediato anterior, con cifras ajustadas por estacionalidad.
Por componentes, las Actividades Primarias (Agricultura, Ganadería y Pesca), se incrementaron en términos reales 2%, las Terciarias (Comercio y Servicios), 1.4% y las Secundarias (Sector Industrial) 0.1% frente al trimestre que le precede.
En su comparación anual, el Producto Interno Bruto registró una variación real de 2% en el tercer trimestre de 2016 con relación a igual lapso de 2015. Por grandes actividades económicas, el PIB de las Actividades Primarias se elevó 4.8% y el de las Terciarias 3.3%; mientras que el de las Secundarias cayó -0.9 por ciento.
En este resultado, la minería presentó una menor dinámica, entre otras cosas por la caída en los precios del petróleo; mientras que el sector de la construcción no registró crecimiento y la industria manufacturera tuvo un modesto desempeño de 1.1%. Dentro de este, vale la pena destacar que el sector con menor desempeño fue el de fabricación de productos derivados del petróleo y del carbón que decreció -18.0%, seguido de los productos de cuero y piel, con un -5.1%. En tanto que la fabricación de equipos de computación, comunicación, medición, componentes y accesorios electrónicos, fue el de mayor crecimiento, con 5.9%.
Este resultado, va en línea con la estimación de crecimiento para la economía mexicana, a la baja, por parte del Fondo Monetario Internacional (FMI) y otros organismos empresariales y financieros del país, los cuales esperan que la economía mexicana crezca alrededor 2 por ciento durante 2016 y 2017.
Con el fin de impulsar el crecimiento del PIB, a niveles superiores, México debe llevar a cabo acciones como:
- El Gobierno debe ser el principal promotor del crecimiento económico;
- Fortalecer el mercado Interno;
- Reducir los niveles de inseguridad, para hacer más atractivo invertir en México;
- El escenario económico global nos muestra que nuestro país, debe cambiar su estructura económica, debemos seguir trabajando para lograr la reindustrialización que necesitamos;
- Hacer una industria más competitiva con más valor agregado de la manufactura, conocimiento y encadenamiento productivo, que impulse un desarrollo equilibrado y el bienestar total de la población;
- Promover la innovación y el desarrollo tecnológico en los sectores estratégicos de la industria;
- Incrementar el presupuesto para la industria;
- Acelerar el impulso de las Zonas Económicas Especiales;
- Se debe diversificar el comercio y buscar opciones en el continente asiático.
De ahí la importancia para la economía mexicana de instrumentar un esquema estratégico basado en la adquisición y el sostenimiento de ventajas competitivas dinámicas, como vía para alcanzar un objetivo primordial del desarrollo: sustentar un crecimiento de largo plazo que incremente los niveles internos de bienestar.