
Me gusta cuando no dices nada,
y nuestros dedos dicen todo,
bailan en silencio sin que nadie
lo note, de forma natural
platican, ríen, se mezclan,
se enamoran una y otra vez.
Es un lenguaje alterno que
aprendimos sin que nadie
nos lo enseñara,
pareciera que en una vida pasada
ya habían estado juntos
y estuvieran recordando
momentos felices que hoy
intempestivamente vuelven a vivir.
De pronto nos miramos a los ojos
con orgullo, como cuando vemos
a nuestros hijos jugar en el parque,
sonreímos y con un gesto tu sabes
que te digo te quiero.
Y ellos siguen, se aprietan,
sueltan y de pronto vuelven
a retozan libres en su mundo paralelo;
me encanta cuando no dices nada
y en silencio nuestras manos gritan te amo.
Mauricio Farias Hodges
Tijuana, B.C., México